como capullos que florecen
en sitios desconocidos
de mi rojo corazón.
Hay rincones de jazmines
que crecieron con tu boca
recitando las verdades
que dieron luz a nuestro amor.
Una frase es un arbusto.
Jardines y bosquecillos
bautizados por tu lengua.
Leguas de vivos colores
sembradas en nuestro nombre.
Arriates de sangre viva
y de lágrimas de complicidad.
Hemos creado un paraíso
donde a tu alma y a mi alma
les apetece jugar.
Un paraíso
donde vuelan colibríes
y moran las mariposas
y suben enredaderas
y bajan profundas raíces.
Un paraíso para eso,
para crecer y conocernos,
para enraizar y florecernos.
Un paraíso para amarnos
que siempre se encuentra en mi pecho.