jueves, 9 de febrero de 2017

Sé que mis ojos son fértiles.

Sé que mis ojos son fértiles,
siembra en ellos esperanza;
corren ríos de agua fresca
por amor, alegría o rabia.

Llueven versos a las mejillas,
a falta de cálidos besos,
y salados, a los labios
sucumben, de dulzura presos.

Brilla y duele, brilla y río.
Brilla y alquimia parece,
pues lo que antes era negro,
ahora reverdece.


Mi dictadura

Los más difícil es romper mi dictadura,
mis altos mandatos y fascismos.
Qué dolor es ser intransigente con uno mismo.

Un día, hace mucho tiempo,
dí un golpe de Estado contra mi conciencia]
y la condené a mantenerse siempre alerta.

Un día, ya hace mucho menos,
empecé a planear nuevas rutas
que me llevaran por fin a vivir sin culpas.

"Gobiérname con cariño- me digo-
gobiérname con paciencia,
que con prisas no me salen ni los pasos ni las letras."



Inspiración: "De vuestra tiranía no escapáis" Skarnia.

Los dioses

Los dioses están atrapados en dogmas vacíos, lejos del hacer divino.
Encerrados por la iglesia lejos de la risa y el vino, golpean paredes de ermitas doradas.
Donde un día reinaban en alegría; hoy, en su nombre, se luchan guerras frías.

jueves, 2 de febrero de 2017

¡No hay más!

¡Estiro, estiro, estiro y estiro los brazos!
¿Qué toco? ¡Nada! ¡Me encanta!
No siento el frío de las cadenas ni su peso,
¿y mi pecho? Mi pecho ya no tiene un nudo dentro.

Mi sonrisa es tan grande
que la comisura derecha de mi boca
casi se junta con la izquierda
dándole una vuelta completa a tooodo el globo terráqueo.

¡¡¡PUM!!!!
La magia cayó al suelo como un fruto de un árbol,
pero sin esa belleza, claro,
y tu mirada ya no se encuentra con la mía
porque estoy entretenida observando.
Escucho a las aves cantar y siento
los rayos de sol que mi piel calientan.

 



*Poema publicado por primera vez en este blog en 2012. Recreado en 2017.

miércoles, 1 de febrero de 2017

Navego lejos

La soledad que siento no se cura con sus brazos
que aunque cerca me tuvieron nunca, nunca, me abrazaron;
no se cura con sus risas, sus historias ni sus cantos.
Por eso navego lejos, igual de sola, mástil en alto.

Despliego la vela y grito: "Que me escuche quien quiera y sepa que el que arranca una flor no arranca la primavera"