jueves, 27 de agosto de 2015

El pecho es una habitación diáfana

El pecho es una habitación diáfana en la que no puedes ocultar migajas de vivencias pasadas bajo la alfombra, ni fingir no saber qué es una mota de polvo. Verás, a todos nos salen goteras y se nos rompen los pomos de las puertas. A veces también nos pillamos los dedos con los cajones y nos chocamos en las esquinas con los codos, se nos ensucian las juntas de los azulejos, nos gotean los grifos y nos cojean las mesas. Por eso, al pecho solemos hacerle el lavado del gato; limpiamos lo que ve la suegra; tapamos alguna grieta con un bonito cuadro y escondemos los calcetines bajo la cama. Aunque lo mejor es procurar mantenerlo limpio y despejado de dudas a diario, que los ovillos de pelusas siempre te acaban delatando.