miércoles, 17 de junio de 2015

Córdoba

Me gustan los sitios pequeños donde eres esencial sin ser famosa, lo suficientemente grandes para que a tu importancia le acompañe el anonimato. Donde haya calles para perderse y otras donde siempre encontrar hermanos.

Me gustan los sitios con mesas al sol y meses para acurrucarse hombro con hombro, y pecho con pecho. Donde haya una ribera donde sentarse y unos montes que explorar. Por estos motivos y por más es por lo que viajando he aprendido a amar a Córdoba.

La búsqueda de inteligencia.

Pinceladas de emoción es lo que damos en la búsqueda de inteligencia y secretos tallados en los iris ajenos. Pinceles heridos somos, por lenguas extrañas. Pinceles arrepentidos al conocer el tedio que albergan sus corazones.

Siempre y Nunca

He condenado a Siempre y Nunca. Sus nombres están vetados por traicionarme y planear la derrota de mis futuros más cercanos.
He analizado mi corte y sólo al corazón perdono por aferrarse a la esperanza temiendo perder su trono.
De pie, entre almenas de mis torres, por fin veo qué me asustaba: En mi pecho hay fuerza suficiente para conquistar las tierras vecinas y mucho más.
Desde esta altura me encomiendo a lo inesperado, y juro fidelidad y honra al orden sagrado de mi caos.