A tientas,
intentando entenderte,
entrego tanto tiempo
que, mientras tanto,
tentáculos mentales tenebrosos
tiran de mis tobillos temblorosos
tensando mis tendones...
¡Hasta que me doy cuenta!
Entonces, intuyo que
tanto pensamiento
pesa dentro de mi cuerpo
y prefiero parar un momento
a desmantelar la trama.
Y emprendo, pasito a pasito,
un paseo a la paz
con la intención perenne
de permanecer contigo
a pesar de esto.
Pues prepondera el poder de la unión,
por encima del debate dialéctico.