Hay un señor tras la puerta de mi cuarto
y se da un aire a Don Quijote.
El pobre no mira, no habla;
ni dice, ni oye.
Ha nacido de la nada
y creo que le puedo ayudar:
Voy a dibujarle unas orejas,
y unos ojos con pestañas,
y su boca.
Una vez reconozca su rostro como suyo,
él ya sopesará
si sale de mi cuarto o se agazapa
para siempre
tras la puerta.
Yo le he avisado de que a veces
oigo jazz y otras rock metal,
y que alguna vez me oirá gemir
y otras llorar.
Si me respeta eso,
él sabe
que se puede quedar.
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ƸӜƷ