y, con las manos juntas,
regalo un ramito de
preocupaciones al Viento:
Son tuyas, tú las trajiste,
a tí las encomiendo.
Quité el reloj de la pared
cuando liberé al Tiempo
del hombre y, casi sin quererlo,
me liberé a mí misma
del Tiempo.
Barrí mi cerebro de nombres
del hombre y, casi sin quererlo,
me liberé a mí misma
del Tiempo.
Barrí mi cerebro de nombres
y llené con páginas
las rendijas y huecos.
Me decidí a vivir la realidad
las rendijas y huecos.
Me decidí a vivir la realidad
mientras gestaba mis sueños.
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ƸӜƷ