La impotencia golpea mis costillas desde la profundidad de mis entrañas,
parece estar a punto de emerger desgarrando mi torso en busca de la luz del sol;
porque los diamantes, los valiosos, andan por los rincones,
suplicando que una dulce mano les desempolve de ese rincón del corazón
donde lloran a oscuras.
Y son las tristes manos las que precisan su ayuda, aunque no la imploren, aunque la refutan.
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ƸӜƷ