jueves, 20 de septiembre de 2012
Hadas y galletas de la fortuna.
A veces me veo a mi misma, diminuta, sobre un gigante ovillo. En mi mano
derecha tengo un extremo que se hunde en ese aparente caos de lana.
Busco pacientemente y, como los hilos están bien enredados, sólo logro
encontrar por dónde sale el otro extremo. No importa cuántos nudos haya
en el interior del ovillo porque su final señala muy claramente hacia
una media luna que sonríe sobre un fondo estrellado.
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ƸӜƷ