sábado, 8 de diciembre de 2018

Familia

El personaje principal de esta historia eres tú, aunque podría ser yo. Pero hablemos por un momento de ti, por que tú te dejaste convencer de que el camino de la vida era uno preestablecido y te lanzaste de lleno hacia lo que esperaban de ti. Dejaste atrás el campo, el misterio, los libros que amabas y la curiosidad. Llegó la monogamia y los bebés, la boda, las facturas, las responsabilidades y el miedo que conllevan. El miedo al futuro. La incertidumbre. Esto agrió tu carácter, pues habías dejado atrás tu camino, tu verdadero yo, tu sino. Te habías convertido en una cebolla en cuyo centro seguía estando tu felicidad, escondida bajo capas y capas de piel de actor de teatro. Y el carácter agrio, la tristeza, y la decepción ante la promesa de la vida perfecta que habías conseguido y que no te llenaba, metamorfosearon en gritos e insultos, en golpes y objetos estrellados en las paredes de lo que se suponía debía ser un nidito de amor. Exigencias y control, frialdad, distancia. Sin besos, sin abrazos, sin conversaciones estimulantes ni ilusión por las mañanas. Y mucho, mucho miedo. ¿Quién se atreve a llamar a esto vida? ¿Cómo llamarlo amor o familia? Un grupo de personas sobreviviendo en un espacio cuadrangular delimitado por paredes no es una familia. Pero ésta no era tu intención. Tus malas decisiones te llevaron al egoísmo, en un intento por equilibrar lo que te habías negado a tí mismo, y el control sobre los demás era un placebo que anestesiaba la sensación de que tu vida se te escapaba de las manos.

Pero esta vida es buena y en ella siempre, siempre, hay lugar para una oportunidad más. Y con las oportunidades, aunque también el miedo, vienen las sonrisas y los suspiros, los nuevos lugares y personas, nuevos recuerdos, nuevos momentos. No podemos cambiar el pasado, pero el presente es un laboratorio de experimentación en el que a cada minuto se cocina un futuro distinto, dependiendo de los ingredientes que cada uno elija. Por eso, que esta historia trate de ti o de mi no tiene mucha importancia. Lo que importa es que en el subconsciente colectivo crezca la idea de que cada persona es sastre de sus vivencias y de que tomar la responsabilidad correspondiente es el camino hacia la felicidad global.

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ƸӜƷ