Me quería como un niño quiere
la pelota con la que otro juega.
Y me cuidaba, claro,
para que no se la quitaran.
Me quería y me dejaba
como a un objeto.
Lo que él no sabía es que
yo soy la que más me quiero.
Dije adiós y no me creía;
él escuchó 'hasta luego',
y así terminó la historia
del que parecía ser un mago
y acabó siendo un inmaduro obsesionado.
Ahora llama a una puerta sorda,
le reza a santos que no existen,
no distingue amor de capricho,
y se cree con el derecho de insistirme.
Yo vuelvo a mi cueva dorada,
a mi morada apacible,
y así me aislo de su ruido
orgullosa de cuidarme.
jueves, 19 de julio de 2018
Ese día - el desenlace.
Suscribirse a:
Enviar comentarios
(
Atom
)
No hay comentarios :
Publicar un comentario
Por favor, deja tu nombre o pseudónimo.
¡Mil gracias por comentar!
ƸӜƷ