Que no sales de mi.
Es más, como una enredadera,
silenciosamente trepas.
Tus yemas dulces y tu aroma,
¿quién los rechazara?
Me quedo quieta sintiendo
tus flores en mi cara.
Río, y entre mis comisuras
agua madre, aire puro, risa tuya.
No lloro, pues no concibo
desde que te conozco
soledad alguna.
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ƸӜƷ