jueves, 15 de agosto de 2013

Las dimensiones tras el espejo.

Llegan momentos en que la vida cansa, los días transcurren y pasan sin dejar rastro, un sinsentido se prolonga con cada amanecer y la agonía del peso del deber, de la avaricia, de la envidia, de la eterna competición, de los celos, y de la auto culpa ha formado a ser parte de tu propio cuerpo.
Vagas sin rumbo como un gigante que apenas puede sostenerse erguido bajo la presión de un enorme dedo acusador, arrastrando cada paso con la esperanza de encontrar un día el abismo.

¿Porqué pesa la vida? ¿No debiera ser ligera y grácil como una pluma, o como una sonrisa sincera? Pero si la sonrisa no es sincera se vuelve puro hielo, frío metal, dura como descubrir que el amor de tu vida no te corresponde. Se vuelve gélida, se pausa en un hilo de maldad condensada. Cuando la sonrisa no es sincera los ojos se clavan como dardos y el corazón se encoje, atemorizado por el descaro de esos dientes y esos labios que sólo expiran humo denso.

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ƸӜƷ