Había una vez una niña que teñía todo de color:
Sus ojos emanaban vida y su sonrisa repartía amor.
Tenía un alma risueña y una personalidad altruista,
nunca se cegó en su ombligo ni se permitió ser egoísta.
Su nombre recordaba a un nuevo día, al saludo de las flores al sol,
y siempre que se oía parecía el canto de un ruiseñor.
Con su espíritu alado soltaba las palomas
para que no sufrieran encerradas largas horas.
Cuidaba a su familia hasta haciendo peripecias
mas su mente despistada nunca olvidó darnos caricias.
Si los ángeles existen deben llamarse Aurora,
o al menos uno nada más,
aunque a mi lo que me gusta es poder llamarle MAMÁ.
No hay comentarios :
Publicar un comentario
Por favor, deja tu nombre o pseudónimo.
¡Mil gracias por comentar!
ƸӜƷ