Lo siento.

Hermanos, hermanas, lo siento.

Siento vuestros gritos desgarradores

afincarse en mis oídos que traducen

alaridos por mensajes de socorro.

¿Acaso acallamos los gritos

con salsas, formas y emplatados

y lavamos la conciencia comprando

en asépticos supermercados?

Si existe una relación tóxica

es aquella en que el humano

maltrata a los animales y

al mismo tiempo dice amarlos.

Queremos que nos den cariño

o que respeten nuestro espacio,

que sean hermosos, fieles, gratos

y su libertad admiramos.

Y matamos su belleza, 

su amor, su libertad, su garbo,

por no cambiar nuestras costumbres

o conservar sabores varios.

Se vaya la hipocresía

y que se lleve nuestras máscaras,

que miremos al espejo

y veamos nuestras almas,

y si el color nos asusta

o no aguantamos la mirada

quizá sea hora de cambiar

algo para limpiarlas.

Hoy podríamos cambiarlo todo.
Lo importante es ser valiente
y sincerarse, echar a andar el camino
sin temor a equivocarse.

Pedir ayuda a otras personas
y perdonarnos el pasado,
sin dejar de caminar nunca
hacia un mañana mejor iluminado.

Que alguien me agarre los pies

Que alguien me agarre los pies, 

que mi cabeza es un globo y si sueño,
se infla y se vuela, y mi cuerpo va detrás.

Cuando me elevo, mis ojos se abren 

a un plano donde decoro el mañana 

con parches de irrealidad. 

Entonces, descubro un secreto:

la realidad es tangible y moldeable 

como la masa de pan.